miércoles, 28 de junio de 2017

Corpus Christi 2017...

Nuestra Hermandad es como una gran familia, en la que cada uno cumple una función, tiene una misión, no sería posible una procesión sin cada uno de los miembros, imposible unos sin otros, muchas veces compartiendo la misma tarea, otras muchas, en cada ocasión, lo que toca, pero todo importante, todo en función de Él, de nuestro Hermano Mayor,  de Jesús Nazareno.







Esta familia que tiene a Dios como Padre, un Padre bondadoso, a Ntra. Sra. de las Angustias como madre, ha celebrado recientemente a Jesús Sacramentado. Este Jesús Nazareno que acompañamos en Semana Santa, que muere y resucita por cada uno de nosotros, pero que antes de irse nos regala el sacramento de la Eucaristía, en el que Él mismo, verdaderamente Jesús, se dona, se hace presente en medio de nuestras vidas, en el día a día, en nuestra rutina….





Muchos hermanos hemos participado en esa intensa semana que va del 18 de junio, Corpus Christi, al 25, la Octava del Corpus: muchos rezando, completando aquello que nos falta a otros por falta de tiempo, por desidia…, otros cargando plantas, descargando y limpiando, otros desmenuzando arbusto y flores preciosísimas con que alfombrar el altar al paso de nuestro Señor, otros diseñando la forma y la estética de este altar que recibe a Jesucristo mismo, otros entre los papeles y los listados para organizar el mejor cortejo posible a Jesús que recorre las calles de nuestra ciudad, otros colocando la iglesia, las banderas, …















...algunos animando a amigos y conocidos para que participen en esta gran fiesta, otros prestándose a desfilar, haga frío, llueva como el año pasado, o elevadas temperaturas como ha sido el caso de este año, otros manteniendo el orden en todo momento en la procesión, aun a costa de encontrarse malas caras ante la espontaneidad de los demás, otros cosiendo y planchando tejidos que adornen, capelinas que vistan, otros haciendo un gran esfuerzo físico para lanzar pétalos al Señor a su paso por las calles, otros haciendo fotos que intenten plasmar lo que vivimos….



Pero todos, todos, colaborando con la Iglesia, con nuestra Parroquia, como Hermandad, sin importar donde nos toca, si portamos nuestra bandera o acompañamos a otros que por circunstancias necesitan nuestra ayuda, sin importar si es nuestra Parroquia o no, entendiendo que la Solemnidad del Corpus Christi es una fiesta de toda la Iglesia, esa que en el Credo recitamos que es “una, santa, católica y apostólica”, y en la que nos sentimos hermanos unos con otros, independientemente de a qué grupo o asociación de fieles pertenezcamos.
Este año hay que destacar una novedad en el cortejo, los Timbaleros, tres hermanos de la Banda de Tambores que han desfilado abriendo la procesión, anunciando a fuerza de baqueta al que venía detrás, a Jesucristo.



El pendón parroquial de Santa María la Mayor, en la que la Hermandad tiene su sede, también fue llevado por hermanos.


La manga, llevada con toda solemnidad, abriendo el desfile de banderas y estandartes de todos los grupos, asociaciones, hermandades y cofradías de Béjar, con la colaboración de una hermana de la Seráfica Hermandad…



Nuestra bandera, símbolo de la Hermandad que permanece en el tiempo y que representa lo más profundo de nuestra fe, la corona de espinas con las cruces del monte Calvario, una de ellas en la que murió Jesucristo por nosotros, sacrificio que se hace presente en cada Eucaristía; también el corazón de María traspasado por siete cuchillos, madre nuestra, un corazón abierto a todos sus hijos, como la Iglesia. Todos los que seguimos esta bandera seguimos también aquello que significa, en este día personificados en nuestro Hermano Mayor y los miembros de la Junta Directiva, representantes temporales que durante este tiempo están volcados con todos los hermanos, y las acompañantes, este año presentando nuestro mejor futuro, María y Erika, que a pesar de su corta edad realizaron toda la procesión con la dignidad de cualquier hermano adulto.







También hay que mencionar a aquellas hermanas que, en un acto de generosidad, acompañaron aquellas insignias que carecían de manos que las portaran, la Cofradía de San Antón, con Lucía como expresión de nuestro futuro.
Y el momento más emocionante para la Hermandad, cuando Jesús Eucaristía se acerca a nuestro altar, en ese momento todos los esfuerzos, la noche sin dormir, los momentos de tensión, la escasez de hermanos en algunas ocasiones…  ha dejado de ser un problema para convertirse en un momento de gran satisfacción: una alfombra en la que están representados todos los hermanos.

Y cuando la bandera rinde…. todos nos ponemos a los pies de nuestro Señor Jesucristo…
Toda una semana en la que el Santísimo ha estado expuesto durante todo el día para poder adorarle de una forma especial, cada uno cuando ha podido ha tenido un momento de intimidad con el Señor, o una noche en vela, la del viernes, en la que poder experimentar el inmenso amor que nos tiene, y una Procesión de la Octava del Corpus en la que, ya acompañados por hermandades y cofradías de la comarca, rendimos nuestra bandera de nuevo adorando a Jesucristo, único Dios verdadero.
Ahora nos queda pensar en el próximo año, animarnos unos a otros a participar, todas las manos son pocas y hay lugar para todos, son muchas las cosas a realizar y siendo tantos sería una pena que algunas quedaran sin hacer por falta de apoyo. Nuestro Hermano Mayor, Jesús, nos lo recompensará.

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